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Victoriosos en Cristo - Sermón

Lectura: Romanos 8:26-28 Pastora Belkis Fernández

Dios nos da la victoria en medio de nuestras debilidades y a través de su Espíritu nos enseña a interceder. En 1 Corintios 15:51-58, Pablo atribuye todo el éxito, el triunfo y la victoria de los creyentes a Jesucristo. La transformación de lo corruptible, la victoria sobre la muerte, el encuentro en el arrebatamiento de la iglesia y el estímulo a trabajar por la obra de Dios, son méritos de Jesús.

A los que aman a Dios todas las cosas ayudan para bien, aunque no entendamos las circunstancias de las cosas que nos pasan; deberíamos confiar que la victoria es nuestra. Las aflicciones son parte de la vida y aun la creación misma se encuentra en dolores de parto y nosotros mismos clamamos esperando la adopción y redención de nuestro cuerpo; hasta lograr una restauración completa. El lenguaje que usa Pablo incluye el sufrimiento para hacernos entender el propósito por el cual fuimos llamados. No depende de lo fuerte que seamos, ni de nuestros dones, habilidades o destrezas; sino más bien de la intervención del Espíritu Santo el cual habita en nosotros y de la manifestación triunfal del amor del Padre hacia la humanidad.

¡Qué bendición que lo imposible Dios lo hace posible! Todos los cristianos de acuerdo como dice la Escritura seremos transformados, la muerte será vencida y destruida y la sepultura no tendrá razón de ser. Toda esta victoria se consigue mediante Jesucristo, a quien damos toda gloria, honra y gratitud. Sabiendo de esta victoria, entonces estamos firmes y constantes abundando en buenas obras. Triunfamos por su amor y sacrificio a favor nuestro.

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