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Agradece y Perdona - Prédica

Lectura: 1 Samuel 1:10-11

Pastora Belkis Fernández, D.Min.


En un par de días entramos al año 2025, y es necesario agradecer y perdonar, para así desarraigar malos hábitos y pensamientos que puedan obstaculizar respuestas a nuestras peticiones.

Si hay algo terrible en la vida es no ser agradecido. Veamos algunos ejemplos bíblicos:

Ana, la madre de Samuel agradece haciendo un voto de que, si ella concibe un hijo, lo dedicaría para Dios. Ana tenía una rival y una gran crisis familiar de celos, envidia y amargura. Su crisis familiar no le impidió cumplir con lo que le prometió a Dios.


En agradecimiento a Dios presentó a Samuel, su hijo y lo dejó en el templo. Elcana y Ana llevaron al templo tres becerros y otros alimentos más. La ofrenda típica de una familia de buena posición económica. En comparación con María y José que al nacer Jesús lo presentaron en el templo y llevaron dos palominos. Esta es una muestra de humildad y agradecimiento. Lucas 2:22-24.

El agradecimiento no tiene que ver con posesiones, si eres rico o pobre. Es una actitud de responder, de dar las gracias, no solo de palabras sino con hechos concretos. Debes dar por gracia lo que por gracias recibiste.


El agradecimiento auténtico y el que trae gozo es el que va acompañado del perdón. Jesús perdonó a una mujer de mala reputación y en gratitud hacia Jesús, ella ungió sus pies con perfume. Esa mujer se arriesgó a ser criticada porque peso más el perdón de sus pecados que la burla de los demás. Ese es un agradecimiento genuino. (Lucas 7:36-50).


Jesús practicó el agradecimiento, cuando oró por Lázaro quien tenía cuatro días en la tumba, y luego lo resucita. Juan 11:41-42 dice: “…Jesús miró al cielo y dijo: «Padre, gracias por haberme oído. Tú siempre me oyes… Después de estas palabras el milagro ocurrió. Jesús reconoció, dio gracia a la autoridad del Padre y luego oró por Lázaro y él fue levantado de la tumba.


El que agradece a Dios, no solo puede recibir sanidad del cuerpo sino también la salvación. En Lucas 17: 11-19 encontramos que, de diez leprosos sanados, nueve no fueron agradecidos con Jesús. Se observa que sólo uno retornó a darle las gracias y éste aún era un extranjero samaritano. Este último recibió sanidad física y salvación. Jesús preguntó por los diez, pues el milagro de sanidad les alcanzó a todos ellos, de ahí que vuelve y pregunta: ¿y los nueve, ¿dónde están? Los nueve solo recibieron la sanidad temporal del cuerpo, pero solo uno recibió sanidad física y salvación.


El agradecimiento nace de un corazón arrepentido, nace del perdón de nuestros pecados. El agradecimiento expresa a Dios una adoración que exalte a Jesús. El agradecimiento te lleva a dar toda la gloria y toda la honra a quien se la merece, a nuestro Salvador, Redentor y Señor Jesucristo. A Él sea toda la gloria.

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