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Andrés busca a su hermano Pedro - Prédica

Lectura: Juan 1:35-42

Pastor Pedro Julio Fernández, D.Min.


35 El siguiente día otra vez estaba Juan, y dos de sus discípulos. 36 Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: He aquí el Cordero de Dios. 37 Le oyeron hablar los dos discípulos, y siguieron a Jesús. 38 Y volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis? Ellos le dijeron: Rabí (que traducido es, Maestro), ¿dónde moras? 39 Les dijo: Venid y ved. Fueron, y vieron donde moraba, y se quedaron con él aquel día; porque era como la hora décima. 40 Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan, y habían seguido a Jesús. 41 Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo). 42 Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Pedro).

Juan predica que Jesús es el Cordero de Dios. Dos de los discípulos de Juan oyen este corto mensaje y siguen a Jesús y le preguntan, ¿Dónde vives? Jesús contesta que vengan a ver. Como ya eran las 4 de la tarde, se quedaron con él. Note que RVA dice la hora décima porque ellos contaban las horas del día desde las 6 de la mañana hasta las 6 de la tarde.


Andrés era hermano de Pedro y había quedado bien tocado con las palabras de Jesús y hallando… PRIMERO a su hermano (intencionalmente buscó a su familiar para enterarlo de esta maravillosa noticia de haber hallado al Salvador) comparte la buena noticia de haber hallado al Mesías y lo trajo a Jesús.


Aquí entra la dinámica del evangelismo, la pasión por la conversión de las personas que son cercanos a nosotros. Aquí entra el deseo por nuestra familia primero. Andrés pudo haber buscado a cualquier otra persona primero, pero buscó a su hermano biológico y en cortas, pero convincentes palabras le dijo que habían hallado al Mesías, es decir al Salvador. Andrés puso tanto empeño que lo llevó donde Jesús.


Recordemos las palabras de Pablo a los romanos cuando expresa su vivo deseo por la salvación de sus parientes judíos: Verdad digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo, que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón. Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne (9:1-3).


En Romanos 10:1 afirma: Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación.


Andrés al igual que Pablo tenía un amor profundo por su pariente que al llevarlo a Jesús hubo una conversión que incluyó el cambio de nombre de Simón a Pedro.


Hagamos nosotros también como hizo Andrés, hagamos como hizo Pablo. Uno habló y llevó a Cristo, el otro coloco su anhelo en oración por la salvación de su gente.


El fruto del justo es árbol de vida; y el que gana almas es sabio (Proverbios 11:30).

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