Lectura: Juan 1:43-46
Pastor Pedro Julio Fernández, D.Min.
43 Al día siguiente Jesús se propuso salir para Galilea, y encontró a Felipe, y le dijo: Sígueme. 44 Felipe era de Betsaida, de la ciudad de Andrés y de Pedro. 45 Felipe encontró a Natanael y le dijo: Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, y también los profetas, a Jesús de Nazaret, el hijo de José. 46 Y Natanael le dijo: ¿Puede algo bueno salir de Nazaret? Felipe le dijo: Ven, y ve.
Felipe el que inmediatamente busca a su amigo
Otro desconocido hasta ahora era Felipe. Jesús lo llamó diciéndole: Sígueme. Felipe le siguió (fue y vio). Felipe pensó en un buen amigo que tenía y preocupado por él, fue a buscar a su amigo Natanael y le dijo: Natanael, hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret. (La ley y los profetas era una forma de hablar de la Biblia que en ese tiempo sólo tenía escrito el Antiguo Testamento el cual se divide en Ley, Profetas y Escritos. Natanael usa la Palabra de Dios como fundamento para demostrar que Jesús es el Mesías. ¿Podemos hacer lo mismo?)
Dos ejemplos de amigos que se preocupan por otros: Los amigos del paralitico y el amigo que llegó a una hora importuna:
LUCAS 11:5-8: Supongamos que uno de ustedes tiene un amigo y va a él a la medianoche y le dice: “Amigo, préstame tres panes 6 porque ha llegado a mí un amigo de viaje y no tengo nada que poner delante de él”. 7 ¿Le responderá aquel desde adentro: “No me molestes; ya está cerrada la puerta y mis niños están conmigo en la cama; no puedo levantarme para dártelos”? 8 Les digo que, aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, ciertamente por la insistencia de aquel se levantará y le dará todo lo que necesite.
MARCOS 2:1-8: Cuando él entró otra vez en Capernaúm después de algunos días, se oyó que estaba en casa. 2 Muchos acudieron a él, de manera que ya no cabían ni ante la puerta; y él les hablaba la palabra.3 Entonces vinieron a él trayendo a un paralítico cargado por cuatro. 4 Y como no podían acercarlo a él debido al gentío, destaparon el techo donde Jesús estaba y, después de hacer una abertura, bajaron la camilla en que el paralítico estaba recostado. 5 Y viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados.
Con esto se demuestra que entre amigos las puertas de la evangelización se abren. Hay oportunidades para llevar el mensaje de Jesús, aunque por el momento lo rechacen.
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