Lectura: Lucas 4:16-22
Pastora Belkis Fernández
Jesús en el momento de la tentación y enseñando en las sinagogas estaba lleno del Espíritu Santo. El evangelio se inaugura con el poder y la llenura del Espíritu. Cristo proviene del verbo griego KRIO (ungir), que significa el Ungido, el Escogido y Apartado para redimir a todo pecador.
La unción del Hijo de Dios lo empodera para cumplir la misión que luego iba a delegar a los creyentes. Previo al inicio de su vocación mesiánica, Jesús fue tentado en el desierto y rechazado por su gente.
Jesús reveló su tarea mesiánica con un mensaje que a todos nos conmueve, un compromiso de amar y especialmente a los humildes, sencillos y que se sienten desposeídos.
Instaura el Reino de Dios, sin renunciar al costo que tenía que pagar de sufrimiento, dolor, servicio, entrega y muerte vicaria. El Señor escogió la porción de Isaías 61 y en parte Isaías 58 para describir sus responsabilidades en la misión que le había encomendado el Padre.
¿Qué decía la gente de Jesús? ¿Y este no es el hijo de José, el carpintero?
¿En qué consiste la unción del Santo?
Traer buenas nuevas a los pobres
Sanar a los quebrantados de corazón
Libertar a los cautivos
Dar vista a los ciegos
Predicar el año agradable del Señor
El Hijo de Dios, es el Ungido del Padre, es el único que puede lidiar con esta humanidad caída por el pecado. Jesús libera los que viven atemorizados por la muerte, el odio, los vicios y la segregación. Las buenas noticias de Jesús continúan restaurando y liberando a los oprimidos por el dominio del mal y de las tinieblas.
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