Lectura: Isaias 6:1-13
Pastora Belkis Fernández
Vivimos en un caos, similar al que narra el profeta Isaías. Apatía y dejadez en todas las áreas. El pecado ha penetrado desde la planta del pie hasta la cabeza. (Isaías 1:6-7). La tecnología, el odio y la división están contribuyendo a la destrucción de vidas. Desde niños/as cautivos por la falta de conocimiento de Dios y reemplazando su tiempo con juegos digitales, hasta adultos mayores distraídos. ¡Cuánta insatisfacción! ¿Dónde se encuentra la felicidad?
¿Cómo se sentía el Señor?
Frustrado. Isaías 1:15
Cansado de soportar. Isaías 1:13-14
Abierto a negociar. Isaías 1:18-20
La ciudad degenerada por la impureza y creyentes en apariencia, pero sin una relación sincera. Isaías 1:15-20. Veamos:
En el año en que murió el rey Uzías, Isaías experimentó la gloria de Dios. El profeta vio al Señor sentado en su trono y sus faldas llenaban el templo. Seres angelicales rodeaban ese lugar, cubrían en rostros y volaban y daban voces diciendo santo, santo, santo es Jehová.
¿Qué principales enseñanzas podemos observar?
La adoración trina al Dios Trino. Isaías 6:3
Confesión de su pecado y lo del pueblo. Isaías 6: 7 e Isaías 40:2.
La satisfacción de obedecer a su llamado. Isaías 6:8
En medio de ese caos, hay un llamado a la misión. Dios pregunta si alguien puede ir en medio del desastre moral que vive su pueblo. Isaías a pesar de todo dice “envíame a mí”. Dios llama al pueblo al arrepentimiento, de lo contrario será cortado. Aun así, quedará un remanente, similar al roble y es llamado simiente santa.
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