¿Por qué te avergüenzas? - Prédica
- tefyveg
- 2 mar
- 2 Min. de lectura
Lectura: 2 Timoteo 1:16-18
Pastora Belkis Fernández, D.Min.
¿Sabías que hay estudiantes, o hijos que se avergüenza de sus padres?, o matrimonio que se avergüenzan de su pareja? Habrá personas que se avergüenzan de su comunidad, o de su iglesia. ¿Cómo podemos evitar avergonzarnos de Jesucristo y de gente sencilla?
Pablo quería evitar que Timoteo cayera en la trampa de avergonzarse de él y de Jesucristo. Él le dijo, retén lo que te he enseñado. En otras palabras, no contamines tu corazón. Timoteo, hijo, no te avergüences de mí, recuerda que en Asia me abandonaron Figelo y Hermógenes.
¿Qué hacemos ante una experiencia de abandono? Figelo y Hermógenes abandonaron a Pablo. A veces hay amigos que ya no le servimos y nos abandonan.
¿Por qué nos avergonzamos de otros? Porque evaluamos a los demás, con estándares humanistas, helenistas o carnales. ¿Realmente vemos a Cristo en un desamparado, o en un indocumentado o vemos a Cristo en alguien con apariencia indeseable? ¡¡¡¡Sorpresa!!!!
¿Quién no se avergonzó del apóstol Pablo? ¿Quién se convierte en un modelo a imitar hoy?
Onesíforo, un varón que no se avergonzó de Pablo y cuando estuvo en Roma, buscó al apóstol y lo halló. Además, apoyó a Pablo y a Timoteo en Éfeso. Santiago fue muy cauteloso, en el trato y comportamiento entre los creyentes, a tal extremo que aconseja a cuidarnos a no tener ningún tipo de prejuicio, cuando llega alguien a la congregación.
¿Por qué Pablo recomendó a Timoteo? Porque Timoteo fue el único que en Filipos, no buscaba su propio interés. (Fil.2:19-24). La iglesia de hoy necesita de más Onesíforos, gente que sirvan para apoyar, dar animo a los que están en diversas pruebas.
Los Onesíferos de hoy, corren la milla extra y no rechazan el vaso que Dios usa para alimentar a su pueblo. La iglesia de hoy, necesita jóvenes como Timoteo, que a pesar de sus luchas, enfermedades y batallas, puedan ayudar a practicar una fe real.
La Comunidad de creyente tiene que fortalecer la fraternidad, construir relaciones honestas y sinceras, que sirvan de puentes y no de división, tal como se comportó Onesíforo con el apóstol Pablo y con Timoteo.

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