Segunda Parte
Lectura: 2 Timoteo 1:3-7
Pastora Belkis Fernández, D.Min.
Pablo respaldó a Timoteo, en oración y esto en el momento en que su fe tambaleaba. Él le dijo, Timoteo, amado hijo, oro de día y noche por ti. ¿Tienes a alguien que su fe te preocupa? ¿Tú oras por esa persona con intensidad?
La abuela de Timoteo, Loida y su madre Eunice sembraron la fe no fingida en la vida del joven Timoteo y fueron maestras con su ejemplo y enseñanza de las Escrituras.
¿Qué consejos les provee Pablo a Timoteo? Prende el fogón, en otras palabras, enciende el fuego del don de Dios, para que pueda superar el desánimo. ¿Qué pasaría si Timoteo no se pone las pilas?
Podría llegar el miedo, la inseguridad, la cobardía y esos espíritus desenfocan los planes de Dios. No descuide el propósito de Dios para ti. Me imagino a Pablo diciéndole, hijo, enfócate en el poder de Dios, en su amor y en el dominio propio. En Éfeso, Timoteo tenía que enfrentar gente perversa y utilizar la autoridad que Dios le había dado para afirmar a los creyentes y enfrentar aquellos que confundían a otros.
Estate tranquilo, no des un paso falso, no te avergüences del evangelio. El desánimo, o los bajones emocionales y espirituales, son experiencias que Dios la permite. Pablo le dijo recuerda que el creyente tiene que participar de los sufrimientos de Cristo, para poder crecer y ayudar a otros.
¿Tienes algún temor? ¡Pon tu confianza en el Señor!
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