Lectura: Salmo 80:1-3
Pastora Belkis Fernández
Puede que tengas razones para sentirte enojado o renuente hacia la restauración. Probablemente el pueblo había tomado el camino equivocado y necesitaba regresar a su fundamento. El salmista clama a Dios por restauración y reconoce al Señor como Dios de los Ejércitos Celestiales. “Oh Pastor de Israel, escucha; tú que pastoreas como a ovejas a José, que estás entre querubines, resplandece. Despierta tu poder delante de Efraín, de Benjamín y de Manasés, y ven a salvarnos. Oh, Dios, restáuranos; haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.” (Salmo 80:1-3).
¿Qué podemos observar en estos tres primeros versículos del Salmo 80?
El salmista ora con ternura y respeto y no reclamando. Salmo 80:1.
Apela al cuidado pastoral de Dios. Salmo 23:1
El impacto de la bendición generacional de los padres hacia los hijos. El ejemplo de Jacob y Raquel. Tío, sobrino, padre, hermano. Génesis 48:16 y Génesis 49:22-24.
Las tribus que menciona el salmista marchaban juntas y seguían el arca durante la procesión en el desierto. El salmista hace un llamado a la reconciliación y termina pidiéndole a Dios que resplandezca su rostro para que la nación sea restaurada. Que la gloria de Dios resplandezca, así como sucedió en el desierto. Este es un tiempo de perdón, de ceder y de restauración.
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